EL MACHISMO EN EL HARD ROCK Y EL HEAVY METAL
En menudos jardines me meto, diréis, y más siendo cantante
en precisamente estos dos estilos musicales, pero bueno, hoy me desperté
guerrera y hacía tiempo que quería escribir sobre este espinoso tema.
Para comenzar, quería aclarar varias cosas, para que mis
queridos chicos no se enfaden y es que quiero decir que yo nunca me he visto
presionada por ningún componente de ninguna de las bandas en las que he estado,
desde los 14 años, a vestir de tal o cual manera o contornearme más o menos en
el escenario, siempre les ha parecido todo bien y me han piropeado
convenientemente. Gracias J
. Gracias también por improvisarme camerinos para cambiarme y cederme los
vuestros, siendo a veces 20 contra 1.
Tampoco creo que
sea una cuestión, paradójicamente, de
que los chicos músicos deseen o impongan lo que sea a sus componentes del grupo
femeninos, siempre minoritarios, es más bien una cuestión o un rol que nosotras
hemos asumido por osmosis, por Mötley Crue, por Kiss, por Warrant, por todos
aquellos que han empleado el papel de la mujer como jarrón con tetillas, bajo
una falsa justificación de enaltecimiento de lo femenino (podrían haberse
ahorrado el favor) o directamente ni eso, como algo decorativo de usar y tirar y cuanto antes mejor. Todos esos grupos me han
encantado, no por eso, sino por su música, y de hecho me siguen gustando. He
evitado siempre las canciones ofensivas, eso sí, hacia nosotras, en todos los idiomas que he conocido, sobre
todo en español e inglés, ya que no me gustaría subvencionar con mi dinero unos
cuantos artistas que se enriquecen a costa de convertirnos en cuarto de kilo de
carne con esos "temazos".
Por otra parte, y
es lo segundo que me gustaría destacar antes de empezar a repartir, es que como
veis, hablo en primera persona del plural porque me incluyo la crítica, no creo
que a pesar de que siempre piense antes de salir a cantar que no quiero
convertirme en una longaniza con mini falda, lo consiga. Yo me propongo no ser la típica cantante que más que venderte voz te vende carne a la
entrada del concierto, desde los carteles, pasando por los videoclips y
terminando en el duro y crudo directo en el que como punto culmen, cumples las
expectativas de tu público (sobre todo masculino) más exigente, enseñando bien
culo y tetas, el pack completo exigible. La verdad es que siempre me he formado
vocalmente y que he sido cantante desde antes de empezar a hablar (sí, aprendí
antes a cantar que hablar) y que he intentado mejorar y sigo intentándolo,
desde que me dedico más a ello, desde los 10 años. También es cierto que
siempre me han encantado las faldas, los volantes y todo eso. Creo que desde
que tengo uso de razón me he puesto faldas porque me gustaban y zapatos de
tacón desde que aprendí a no caerme de ellos. Los que me conozcan, sabrán que
igual que cantaba, Irene Persa con 3 años iba vestida a todas partes de 3
maneras. La primera era un traje de sevillanas (si era necesario con un chándal
debajo) con peineta, rabillo en los ojos y zapatos de tacón de sevillana. La
segunda era de bailarina (idem lo del chándal) y la tercera era lo que yo
conocía como “chica yeyé” con una falda de volantes y lunares con la que daba vueltas
para que volara. Eso no vino impuesto de
casa, mi madre vestía y viste de lo más cómodo y deportivo, sino que me viene a
mi porque sí. Dicho esto, puede parecer que cuando salgo al escenario a veces
soy super provocativa ( y quizás no me libro de un poco de Mötley Crue) pero es
que siempre fui así.
Dicho esto, hay
ciertas cosas que he observado a lo largo de todo mi tiempo rockeril, que me
parecen tristes. Yo no me considero una feminista de estas feminazis que dictan
cómo tienen que vestir y comportarse las mujeres y consideran a los hombres
inferiores, muy al contrario de eso, me encanta que la gente sea diversa
(cuanto más mejor) y creo que somos diferentes con respecto a los hombres, pero
igualmente valiosos como personas.
Partiendo de
ello, hay hechos que me parecen hirientes y que siempre he querido denunciar.
Me parece
increíble que haya mujeres que corean felices en los conciertos, que se compran
cd´s y como si nada, de grupos que nos tratan como basura. Me ahorraré citar
los ejemplos españoles, porque puede que además me toque compartir escenario
con ellos alguna vez, pero si lo hago, no me cortaré de expresarles que me
parece denigrante el cómo nos tratan y han tratado desde los años 80. Compran a
mujeres por droga para que suban a su escenario a quedarse en pelota picada delante
de una masa de babosos que esperan que se quiten el tanga ya, y que olvidan
hasta por qué estaban ellos en ese concierto. Me parece igualmente denigrante
que esas mujeres se dejen manosear en público por alguien que podría ser su
padre como ejemplo de lo machos que son, de cómo caen las nenas en sus brazos,
ellos, alfas del rock de cartón piedra, que hacen las delicias de los que “se
las tenían que quitar de encima” 30 años atrás. Un espectáculo patético, con el
que todavía podemos deleitarnos tanto en Ex pain como fuera de nuestra
península.
Otro ejemplo de
algo parecido, son aquellas front woman que han tomado el rol de ese tío
patético, rey de la barra americana, que he descrito anteriormente. Suelen
salir al escenario como la titi que se espera en escena en un concierto de
Kiss, para no dejar lugar a la duda de que ellas son muy rockeras y muy
ochenteras, a ser posible con 3 tallas menos de la ropa que necesitarían, sobre
todo de sujetador. De vez en cuando cantan muy decididas ellas una canción tipo
“quiero ser tu baby doll” en cualquier idioma como si se estuvieran comiendo el
mundo, aunque se humillen ante cualquier maromo musculoso tanto en sus
videoclips como en todo su merchandising. Suelen tener, curiosamente, un
público bastante repartido en cuanto a sexos se refiere, y es impresionante
cómo se las toma como ejemplo de fortaleza femenina, de poder, cuando en
realidad están vendiendo todo lo que ellos esperarían ver en un espectáculo
claramente machista, en el que ellas perfectamente, en cuanto dejaran el
micrófono, podrían pasar a formar parte del attrezzo de cualquier show del
estilo de los del anterior párrafo.
Luego están los
grupos que como conjunto femenino se hacen el propósito firme de intentar
aparentar ser las más fáciles del lugar, dejándoselo bien claro a todos antes
de empezar a componer la primera canción. Antes de estudiarse la primera versión, se han
hecho una sesión de fotos profesionales con poca ropa que comienzan a enviar a
agencias de management para tener cerrada una gira previamente a aprender a
tocar. En nuestro querido país podemos disfrutar de algunos de estos conjuntos
musicovocales, más parecidas a Miley Cyrus antes de su primera clase de canto,
que a sus supuestos iconos del rock, pero oye, ahí están, y yo no soy nadie al
lado de una multinacional que debería saber lo que firma y…cómo lo firma.
Siempre adoraré
más a Doro Pesch, gran cantante, mujer, luchadora, tía guapa, sexy, a la que no
le ha hecho falta enseñar sus vergüenzas para vender centenas de miles de
discos, que a Lita Ford, que sí que ha necesitado tirar de tanga para hacer
llegar más lejos su voz. Espero que lo que queda por venir sea de verdad mucho
más guerrero, tanto por ellas como por ellos, y que todas nosotras pensemos dos
veces qué estamos vendiendo cada vez que subimos a un escenario.
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